Mariano Coscarela, biólogo de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, junto a Marina Riera, encabezan una campaña científica que busca identificar las rutas migratorias y zonas de reproducción de la ballena Sei. Los trabajos se realizan en las costas de Chubut con tecnología de última generación.
Pese a las complicadas condiciones climáticas, el equipo de investigadores logró completar tres jornadas de trabajo efectivo y ya ha colocado seis rastreadores satelitales en ejemplares de ballena Sei. “La campaña de este año la hicimos más hacia el final de la temporada para intentar descubrir hacia dónde migran estos animales cuando abandonan nuestras costas”, explicó Mariano Coscarela, quien lidera la investigación junto a Marina Riera.
Los transmisores utilizados son de nueva generación y están diseñados para permanecer adheridos durante varios meses, lo que permitirá recopilar datos más precisos y prolongados. Además, algunos dispositivos permiten registrar la profundidad de buceo, información clave para comprender mejor el comportamiento de la especie. “Tenemos sospechas de que se dirigen al sur de Brasil, pero necesitamos evidencia concreta”, añadió Coscarela.
El objetivo de fondo es identificar no solo los destinos migratorios, sino también las posibles zonas de reproducción, algo esencial desde la perspectiva de la conservación. “No alcanza con proteger a las ballenas en las zonas donde se alimentan. Si no conocemos ni cuidamos los lugares donde se reproducen, nuestra tarea está incompleta”, advirtió el investigador. La posibilidad de establecer vínculos transnacionales de conservación entre Argentina y Brasil cobra fuerza en este contexto.
Por último, Coscarela subrayó el valor que tiene esta presencia para la comunidad. “Comodoro, Rada Tilly y Caleta Olivia deben sentirse afortunadas. Estos animales no suelen estar tan cerca de la costa y eso abre una oportunidad única para desarrollar el turismo de avistaje, con responsabilidad y sostenibilidad. Hemos trabajado durante años para que este proceso se dé correctamente, y es una satisfacción ver que se están haciendo las cosas bien”, concluyó.
Pese a las complicadas condiciones climáticas, el equipo de investigadores logró completar tres jornadas de trabajo efectivo y ya ha colocado seis rastreadores satelitales en ejemplares de ballena Sei. “La campaña de este año la hicimos más hacia el final de la temporada para intentar descubrir hacia dónde migran estos animales cuando abandonan nuestras costas”, explicó Mariano Coscarela, quien lidera la investigación junto a Marina Riera.
Los transmisores utilizados son de nueva generación y están diseñados para permanecer adheridos durante varios meses, lo que permitirá recopilar datos más precisos y prolongados. Además, algunos dispositivos permiten registrar la profundidad de buceo, información clave para comprender mejor el comportamiento de la especie. “Tenemos sospechas de que se dirigen al sur de Brasil, pero necesitamos evidencia concreta”, añadió Coscarela.
El objetivo de fondo es identificar no solo los destinos migratorios, sino también las posibles zonas de reproducción, algo esencial desde la perspectiva de la conservación. “No alcanza con proteger a las ballenas en las zonas donde se alimentan. Si no conocemos ni cuidamos los lugares donde se reproducen, nuestra tarea está incompleta”, advirtió el investigador. La posibilidad de establecer vínculos transnacionales de conservación entre Argentina y Brasil cobra fuerza en este contexto.
Por último, Coscarela subrayó el valor que tiene esta presencia para la comunidad. “Comodoro, Rada Tilly y Caleta Olivia deben sentirse afortunadas. Estos animales no suelen estar tan cerca de la costa y eso abre una oportunidad única para desarrollar el turismo de avistaje, con responsabilidad y sostenibilidad. Hemos trabajado durante años para que este proceso se dé correctamente, y es una satisfacción ver que se están haciendo las cosas bien”, concluyó.