En una entrevista con Alfonso Beloqui, del INTA, se abordó el rol fundamental de las prácticas de producción alimentaria a pequeña escala, rememorando las tradicionales huertas familiares que solían ser el sostén de muchas familias en tiempos difíciles. Se destacó la importancia de retomar estas prácticas no solo como un hobby, sino como una medida esencial en el contexto actual, donde el hambre sigue afectando a millones de personas en el mundo.
El trabajo del INTA en la capacitación y producción local
El INTA continúa apostando por la educación y capacitación como su principal herramienta para promover la autosuficiencia alimentaria. Beloqui mencionó que, desde su organismo, se ofrecen capacitaciones regulares sobre temas como la preparación de suelos, el calendario de siembra y técnicas de conservación de alimentos. Estas acciones están dirigidas a diversos sectores de la sociedad, desde escuelas hasta organizaciones productoras, y buscan mantener viva la cultura de la producción familiar, adaptándola a los tiempos actuales.
Conservar alimentos: un saber milenario aún vigente
Beloqui subrayó que, más allá de producir alimentos, es esencial aprender a conservarlos. Las capacitaciones del INTA incluyen métodos tradicionales como la elaboración de dulces y conservas, los cuales permiten alargar la vida útil de las cosechas y asegurar la alimentación durante todo el año. Estos saberes, que han sido usados durante siglos, se mantienen vigentes gracias a la incorporación de nuevas tecnologías.
La necesidad de un enfoque integral
El entrevistado también destacó la colaboración del INTA con distintas instituciones, como centros de salud, organizaciones sociales y municipios, para lograr un impacto más amplio en la comunidad. Además, enfatizó la importancia de la producción local como una vía no solo para autosustentar a las familias, sino también como un negocio viable para aquellos que buscan alternativas económicas en tiempos de crisis.
Reflexiones sobre el arbolado urbano y la producción frutal
Otro de los temas abordados fue el arbolado urbano, donde se debatió sobre la conveniencia de plantar árboles frutales en las ciudades. Si bien Beloqui reconoció los beneficios estéticos y alimentarios de estos árboles, señaló que las características de los árboles frutales pueden generar inconvenientes en las veredas y calles urbanas. El experto instó a tomar decisiones basadas en el conocimiento técnico para evitar errores que afecten la calidad de vida en las ciudades.
La conversación finalizó con una reflexión sobre el rol de la responsabilidad social empresarial en iniciativas como la construcción de invernaderos en zonas urbanas, destacando experiencias pasadas que contribuyeron a la producción local.