En una tranquila mañana, Johana Mayorga del barrio San Martín compartió su angustiosa situación. Desde el año pasado, la familia Vera ha sido una fuente de problemas, con tres robos a su casa en menos de un año. A pesar de obtener una orden de restricción, el domingo pasado sufrieron otro ataque, esta vez con piedras y armas.
Las autoridades, hasta ahora, no han tomado medidas efectivas. A pesar de contar con pruebas claras en forma de grabaciones de seguridad, la familia sigue libre y los residentes se sienten abandonados por la justicia y la policía. La sensación de inseguridad es palpable en el vecindario.
La impotencia y el miedo son sentimientos comunes entre los residentes, quienes se preguntan cómo una familia con un historial delictivo tan evidente puede seguir causando estragos impunemente. La falta de presencia policial y medidas judiciales efectivas agrava la situación, dejando a los vecinos en una constante preocupación por su seguridad y la de sus familias.
Los vecinos afectados esperan una pronta solución y medidas efectivas por parte de las autoridades para frenar esta situación alarmante. Mientras tanto, viven con el temor constante de ser las próximas víctimas de la violencia desatada por esta familia conflictiva.
