Comodoro, fundado oficialmente en 1907 tras el descubrimiento de petróleo, ha sido testigo de la creación de comunidades basadas en el trabajo, como los barrios Astra y Diadema. Según Raúl, estos fueron espacios con sus propios intendentes y una autonomía que los definía como polos industriales. Estas ciudades se consolidaron no solo como áreas de explotación petrolera, sino como ejemplos de autosuficiencia administrativa y social.
Raúl destacó la influencia europea, particularmente la alemana, que llegó a la zona con la expansión petrolera. Este flujo de inmigrantes trajo consigo conocimientos técnicos, como la creación de ladrillos con conchillas locales, y también dejó una marca cultural que perdura hasta hoy. Entre los nombres destacados, mencionó a Francisco Alex, austríaco que se convirtió en pionero de la aviación patagónica.
Otro hito importante en la historia de la región fue el Club de Planeadores Rosales, que surgió en la década de 1930. Este proyecto, según el profesor, se benefició de la geografía local, con cerros y vientos propicios para el vuelo sin motor. El club, que llegó a realizar más de 700 vuelos anuales, no solo fue innovador, sino que también contó con la participación de mujeres pioneras en la aviación, algo inusual para la época.
Raúl concluyó subrayando la capacidad de estas comunidades de organizarse de manera autónoma. El teatro, por ejemplo, era financiado por los propios vecinos, en una tradición de solidaridad heredada de Europa, demostrando que el desarrollo en la región no dependía exclusivamente de la presencia de empresas petroleras, sino del esfuerzo colectivo de sus habitantes.
La historia de Comodoro Rivadavia, según el profesor, es un claro ejemplo de cómo la combinación del trabajo, la inmigración y la organización social ha dado forma a la identidad de la ciudad y sus barrios.