En un contexto de ajustes financieros en todas las universidades del país, el comedor universitario se ve impactado. Con una reducción de recursos, el equipo administrativo se ve forzado a reestructurarse para mantener el servicio. Malvina Mansilla, parte de la gestión del comedor «22 de diciembre», nos ofrece una perspectiva interna sobre los desafíos que enfrentan día a día.
El aumento en el costo de las comidas, de 30 a 100 pesos, refleja la necesidad de ajustarse a la nueva realidad presupuestaria. A pesar de ello, el comedor continúa siendo un punto clave de alimentación para cientos de personas, con un promedio de 600 a 800 comensales diarios, entre alumnos y docentes.
El subsidio mensual de 1,3 millones de pesos es vital para cubrir los insumos básicos, pero la recaudación por ventas también desempeña un papel crucial. La fijación del precio del menú se discute en el Consejo Asesor del comedor, donde representantes de cada facultad proponen y evalúan las tarifas.
La disparidad de precios entre distintas sedes universitarias, como la diferencia entre 100 pesos en Comodoro Rivadavia y 500 en otra localidad, refleja las complejidades de gestionar presupuestos en diferentes contextos. A pesar de los desafíos, el equipo del comedor se esfuerza por mantener un servicio accesible y de calidad para la comunidad estudiantil.