En la Escuela 209, ubicada en Av. Polonia y Pieragnoli, la situación es alarmante. La docente Tatiana Dambrauskas expone la cruda realidad: baños sin agua, problemas de calefacción y falta de iluminación son solo el comienzo. La magnitud del problema es evidente, afectando la enseñanza de hábitos básicos y el desarrollo académico de los estudiantes.
La infraestructura inadecuada dificulta incluso tareas simples como ir al baño. Con un solo baño disponible para varones y otro para mujeres, los estudiantes deben atravesar la enorme escuela en busca de instalaciones sanitarias adecuadas. Esta situación no solo afecta el confort, sino también la dinámica de las clases, interrumpiendo el proceso educativo.
La falta de inversión y soluciones temporales agrava la situación. Problemas recurrentes como la calefacción y la electricidad no reciben la atención necesaria, impactando directamente en el aprendizaje diario de los estudiantes. A pesar de los esfuerzos de los docentes por informar a la comunidad, la falta de visibilidad sobre estos problemas perpetúa la crisis educativa.
Es imperativo que las autoridades tomen medidas concretas para abordar estas deficiencias estructurales. Los problemas en la Escuela 209 no son aislados, sino que reflejan una realidad más amplia en el sistema educativo. La inversión en infraestructura y servicios básicos es esencial para garantizar un entorno educativo adecuado y promover el desarrollo integral de los estudiantes.
