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El regreso de la ballena Sei: un reto para la conservación en el Golfo

En las costas del Golfo Nuevo, en la provincia de Chubut, la presencia de la ballena Sei ha causado gran expectativa entre expertos y aficionados al avistamiento de cetáceos. Esta ballena, cuya población se ha visto reducida drásticamente por la caza indiscriminada del siglo pasado, es una «figurita difícil» para quienes buscan observar especies en peligro de extinción, ya que suele tener comportamientos solitarios y no interactúa tanto con los humanos.

A nivel mundial, la ballena Sei está catalogada como una especie en peligro de extinción, pero en las aguas del golfo chubutense los números son alentadores. Esto ha generado un interés especial entre los investigadores, quienes están afinando las regulaciones para poder realizar avistamientos sin perjudicar a la especie. “Es una ballena muy interesante para ver porque en casi todo el planeta está en peligro de extinción, pero acá la tenemos en muy buenos números”, explica uno de los especialistas.

Este tipo de avistamientos ha generado un auge similar al de los observadores de aves, con personas que viajan por todo el mundo para admirar especies raras de cetáceos. La ballena Sei, por su naturaleza oceánica, es difícil de encontrar cerca de las costas, lo que hace de su presencia en el Golfo una oportunidad única. Sin embargo, la situación es compleja a nivel internacional, donde se sigue luchando por la creación de un Santuario de Ballenas en el Atlántico Sur, una medida que protegería aún más a estas especies.

Pese a los esfuerzos de países como Argentina, la iniciativa ha enfrentado obstáculos en la Comisión Ballenera Internacional (CBI), lo que impide establecer el santuario. Aun así, lo positivo es que las moratorias globales para la caza de ballenas están permitiendo que varias poblaciones, incluidas las ballenas francas y Sei, muestren signos de recuperación.

En el caso de la ballena Sei, lo que resulta intrigante para los científicos es que, aunque se sabe que el Golfo Nuevo es una importante zona de alimentación, aún no se ha identificado dónde se reproducen estos gigantes marinos. Las aguas del golfo, ricas en crustáceos, proveen el sustento que atrae a las ballenas a pasar hasta un 25% de su tiempo alimentándose en esta zona.

Con este escenario esperanzador, los expertos y las autoridades locales continúan trabajando en las mejores prácticas de conservación para garantizar que estos magníficos animales sigan regresando a las costas de Chubut, marcando un hito en la recuperación de una especie que, hace no tanto, estaba al borde de la desaparición.

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